Primavera Cero
Con motivo del término del 2008 y el inicio del presente año, se transforma en casi una obligación, el análisis de los eventos más importantes que transcurrieron durante el pasado año. En este contexto analítico, se vienen inevitablemente recuerdos alegres, otros mas tristes y por supuesto muchas situaciones de incertidumbre, pero he decido extender el análisis más lejos en el recuerdo, y comenzar un viaje desde la fundación de nuestra escuela hasta el día de hoy.
A principios de siglo, con un proyecto ya diseñado y ad portas de comenzar sus funciones, le encomendaron al Dr. Fernando Mönckeberg hacerse cargo del proyecto de una Facultad de Salud compuesta de cuatro carreras; Odontología, Medicina, Enfermería y Tecnología Medica, proyecto complejo, según él ha comentado, porque la tarea de guiar por un mismo carril carreras en ocasiones tan diversas, implicaba una nueva visión de la salud, avocada a la salud integral.
La historia de nuestra escuela comienza con el Dr. Maximiliano Benavente. Durante esta época del proceso de maduración, yo aun no estaba presente, por lo cual no me referiré, pero en base a los múltiples comentarios y visiones que me han otorgado diversas personas, deseo concluir mencionando lo difícil que es partir de cero, y tener que improvisar. Las buenas intenciones sobraron por esos años, de eso puedo estar seguro, pero el desarrollo de una Escuela no se basa solamente en estas.
Le sigue la época de la Dra. Rosa Tapia, quien, salvo el hecho de que las instalaciones ya estaban habilitadas, debió comenzar de cero nuevamente. Las miradas críticas estaban asechando. Múltiples presiones rodeaban el ambiente, pero la capacidad de esta gran mujer fue mucho más, y junto a un gran equipo, concreto lo que hasta hoy es el hito más importante de nuestra escuela, el cambio de malla curricular. Fue un difícil proceso. Todos supimos de las adversidades que debimos afrontar para asumir tal cambio, y hoy soy uno de muchos que puede decir que valió la pena. Durante estos años, se consolidó un equipo docente del mejor nivel, se trabajó codo a codo con los alumnos, haciéndolos participes de los procesos mediante el CAOD y se comenzó a trabajar en el proyecto de postgrado. No podría terminar este párrafo sin mencionar, el convenio con la Municipalidad de Peñalolén, proyecto que hoy da a nuestra escuela un perfil único de alta resolución.
Llegamos al 2008, específicamente en septiembre, ocurre lo que muchos llamaron el “terremoto”, otros más optimistas mencionaron la palabra “temblor”. Lo único que queda claro es que la tierra en Ejército 233, se movió más de lo normal. En tiempos de crisis todo el mundo olvida sus caretas, creo que de alguna manera todos nos conocimos mucho más. Destaco también un cambio en la mentalidad de los alumnos de la Escuela, puesto que ahora existe una población no menor, que constantemente se encuentra preocupada de saber que es lo que esta ocurriendo, muchos han ofrecido su ayuda para trabajar o por lo menos tratan de impregnar los pasillos de las aulas y las clínicas, con comentarios críticos que puedan generar conciencia colectiva.
Relativo a la conciencia, es una visión positiva de las situaciones vividas durante el año pasado, pero desde un punto de vista agudo y crítico debo decir, que retrocedimos una gran cantidad. El presente artículo lleva por nombre “Primavera Cero”, para hacer referencia al retroceso de muchos procesos, quedando nuevamente en “Cero”.
Al estar de nuevo en la partida, se pueden vislumbrar algunas cosas positivas, como por ejemplo, que de todo lo que se ha perdido, siempre queda alguna enseñanza, y nuestra historia ensangrentada, es un beneficio desde el punto de vista de la experiencia.
La tarea para el próximo año es dura y compleja, y no será solamente responsabilidad del nuevo Director, sino un proceso en el que todos debemos ser participes, para poder recobrar la identidad perdida, y el estatus que alguna vez gozamos. Tengo la fuerte convicción de que la Escuela de Odontología de la Universidad Diego Portales, tiene todo para ser la mejor Escuela de Chile, solamente debe mirar el pasado y basarse en esas vivencias para madurar. No nos falta nada y nos sobran motivos y razones para poder levantarnos nuevamente. Cuando menciono la responsabilidad compartida, me refiero a los alumnos, a las autoridades y especialmente a los profesores, que, independiente la naturaleza de su contrato, tengo la sensación que su mirada atenta y pasiva debe tomar cuerpo y voz, porque son ellos quienes tienen todas las herramientas para transformar a esta casa en la mejor, ellos cuentan con la experiencia, los conocimientos, los contactos y la madurez para orientar el desarrollo hacia el lugar correcto, y les solicito formalmente que se acerquen al CAOD cuando lo estimen conveniente, para poder orientarnos, puesto nuestra corta edad nos puede jugar malos ratos, pero si contamos con el respaldo de los docentes, estoy seguro los alumnos no cometeremos ningún error, porque los docentes de la Portales son sin duda de los mejores de Chile, seleccionados con pinzas quirúrgicas.
“Primavera Cero”, el comienzo del final, el comienzo del desarrollo, la probabilidad del éxito o del fracaso es equivalente, y está en nuestras manos volcar la balanza en dirección a la creación de la mejor escuela de Chile. Nadie dijo que sería fácil, y los invito a todos a hacerse artistas de esta obra, para que en diez años, cuando miremos al pasado, inflemos nuestros pechos y se agiten nuestros corazones, del orgullo de pertenecer a la carrera de Odontología en la Diego Portales.
A principios de siglo, con un proyecto ya diseñado y ad portas de comenzar sus funciones, le encomendaron al Dr. Fernando Mönckeberg hacerse cargo del proyecto de una Facultad de Salud compuesta de cuatro carreras; Odontología, Medicina, Enfermería y Tecnología Medica, proyecto complejo, según él ha comentado, porque la tarea de guiar por un mismo carril carreras en ocasiones tan diversas, implicaba una nueva visión de la salud, avocada a la salud integral.
La historia de nuestra escuela comienza con el Dr. Maximiliano Benavente. Durante esta época del proceso de maduración, yo aun no estaba presente, por lo cual no me referiré, pero en base a los múltiples comentarios y visiones que me han otorgado diversas personas, deseo concluir mencionando lo difícil que es partir de cero, y tener que improvisar. Las buenas intenciones sobraron por esos años, de eso puedo estar seguro, pero el desarrollo de una Escuela no se basa solamente en estas.
Le sigue la época de la Dra. Rosa Tapia, quien, salvo el hecho de que las instalaciones ya estaban habilitadas, debió comenzar de cero nuevamente. Las miradas críticas estaban asechando. Múltiples presiones rodeaban el ambiente, pero la capacidad de esta gran mujer fue mucho más, y junto a un gran equipo, concreto lo que hasta hoy es el hito más importante de nuestra escuela, el cambio de malla curricular. Fue un difícil proceso. Todos supimos de las adversidades que debimos afrontar para asumir tal cambio, y hoy soy uno de muchos que puede decir que valió la pena. Durante estos años, se consolidó un equipo docente del mejor nivel, se trabajó codo a codo con los alumnos, haciéndolos participes de los procesos mediante el CAOD y se comenzó a trabajar en el proyecto de postgrado. No podría terminar este párrafo sin mencionar, el convenio con la Municipalidad de Peñalolén, proyecto que hoy da a nuestra escuela un perfil único de alta resolución.
Llegamos al 2008, específicamente en septiembre, ocurre lo que muchos llamaron el “terremoto”, otros más optimistas mencionaron la palabra “temblor”. Lo único que queda claro es que la tierra en Ejército 233, se movió más de lo normal. En tiempos de crisis todo el mundo olvida sus caretas, creo que de alguna manera todos nos conocimos mucho más. Destaco también un cambio en la mentalidad de los alumnos de la Escuela, puesto que ahora existe una población no menor, que constantemente se encuentra preocupada de saber que es lo que esta ocurriendo, muchos han ofrecido su ayuda para trabajar o por lo menos tratan de impregnar los pasillos de las aulas y las clínicas, con comentarios críticos que puedan generar conciencia colectiva.
Relativo a la conciencia, es una visión positiva de las situaciones vividas durante el año pasado, pero desde un punto de vista agudo y crítico debo decir, que retrocedimos una gran cantidad. El presente artículo lleva por nombre “Primavera Cero”, para hacer referencia al retroceso de muchos procesos, quedando nuevamente en “Cero”.
Al estar de nuevo en la partida, se pueden vislumbrar algunas cosas positivas, como por ejemplo, que de todo lo que se ha perdido, siempre queda alguna enseñanza, y nuestra historia ensangrentada, es un beneficio desde el punto de vista de la experiencia.
La tarea para el próximo año es dura y compleja, y no será solamente responsabilidad del nuevo Director, sino un proceso en el que todos debemos ser participes, para poder recobrar la identidad perdida, y el estatus que alguna vez gozamos. Tengo la fuerte convicción de que la Escuela de Odontología de la Universidad Diego Portales, tiene todo para ser la mejor Escuela de Chile, solamente debe mirar el pasado y basarse en esas vivencias para madurar. No nos falta nada y nos sobran motivos y razones para poder levantarnos nuevamente. Cuando menciono la responsabilidad compartida, me refiero a los alumnos, a las autoridades y especialmente a los profesores, que, independiente la naturaleza de su contrato, tengo la sensación que su mirada atenta y pasiva debe tomar cuerpo y voz, porque son ellos quienes tienen todas las herramientas para transformar a esta casa en la mejor, ellos cuentan con la experiencia, los conocimientos, los contactos y la madurez para orientar el desarrollo hacia el lugar correcto, y les solicito formalmente que se acerquen al CAOD cuando lo estimen conveniente, para poder orientarnos, puesto nuestra corta edad nos puede jugar malos ratos, pero si contamos con el respaldo de los docentes, estoy seguro los alumnos no cometeremos ningún error, porque los docentes de la Portales son sin duda de los mejores de Chile, seleccionados con pinzas quirúrgicas.
“Primavera Cero”, el comienzo del final, el comienzo del desarrollo, la probabilidad del éxito o del fracaso es equivalente, y está en nuestras manos volcar la balanza en dirección a la creación de la mejor escuela de Chile. Nadie dijo que sería fácil, y los invito a todos a hacerse artistas de esta obra, para que en diez años, cuando miremos al pasado, inflemos nuestros pechos y se agiten nuestros corazones, del orgullo de pertenecer a la carrera de Odontología en la Diego Portales.
Felipe Chandía Castillo
Presidente Centro de Alumnos Odontología UDP
Presidente Centro de Alumnos Odontología UDP
El presente documento es un artículo de opinión, por lo tanto, fechas o circunstancias relatadas, podrían estar erradas, ya que se escriben desde la visión de una sola persona.
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