Nos ha llegado una opinión portaleana de un antiguo dirigente de la UDP. Quien fuera Presidente de la Fedep, posteriormente concejal y hasta hace poco Gobernador, nos cuenta que es lo que más rescata de esta experiencia de entregarse por los demás a través del servicio público.


“SI QUIERES HACER REIR A DIOS, CUENTALE TUS PLANES”

En abril del año 2008 detuvimos el auto en plena carretera a la altura de Placilla – veníamos de un largo fin de semana en la costa –tuvimos un encuentro con nuestro compañero de ruta don Joaquín Sabina– que termino en un concierto particular digno de escribir en otra oportunidad. Lo cierto, que debatimos largamente en esos días, planificamos, soñamos y proyectamos aquello que estimamos era nuestro proyecto personal y político en el corto y mediano plazo. Para ello, que mejor que plasmarlo en el “Acuerdo de Placilla”; foto y acuerdo que a la luz de los acontecimientos de los últimos años, me recuerdan una antigua frase “si quieres hacer reír a Dios, cuéntales tus planes”. Lo cierto, que nada de lo que planificamos resulto como lo habíamos pensado –¿fracaso?, ¿mala planificación?- Es sobre este punto es que quisiera decir algunas cosas.

Han pasado siete años desde mayo del 2003, desde que lanzamos huevos contra Casa Central, movilizamos a los estudiantes, expusimos en la Comisión de Educación de la Cámara de Diputados, creamos la CONFESUP, entre otras cosas –pero, fundamentalmente, estimo– contribuimos modestamente en algo a despertar el letargo de una generación que pareciera -en su mayoría- destinada a no emprender nada, y aquellos que se lo proponían, debían conformarse con ubicar sus anhelos, sueños y proyectos no mucho más allá de lo “prudencialmente” posible.

Recuerdo que el 5 de octubre de 2005 con Llantén, el Negro Schmitt y Raúl Morales lanzamos lechugas en el frontis de la Intendencia de la Región Metropolitana, nos habíamos previamente tomado a la fuerza la Autopista Los Libertadores (obviamente fuimos detenidos), la consigna en moneda con Morandé era “cómanlas antes que las contaminen”, al interior del edificio gente importante y con poder votaba en la COREMA un proyecto de residuos tóxicos en Colina. Un año y medio más tarde, me tocaba presidir la COREMA en reemplazo del Intendente Metropolitano.

¿Cuando estábamos en lo correcto?, ¿debemos lanzar lechugas, tomarnos o encadenarnos algún servicio público, o debemos ser parte del gobierno –o empresa privada- y contribuir desde adentro en la construcción de un mejor país?. Me costó trabajo el 2009, siendo Gobernador, relacionarme con el Director del SERVIU (cinco años antes nos tomamos su oficina con 60 mujeres).

He juntado firmas para salvar ballenas, el bosque nativo, o paralizar una central hidroeléctrica. TODAS esas batallas las perdí. Pero estimo que es un falso dilema. Que lo relevante es como actuamos en el rol, en la oportunidad y momento que ejercemos la posición desde la cual estamos desempeñando.

Uno se pregunta a la luz de los años, qué valor tenia organizar la venida de “Los Auténticos Decadentes”, semanas caturras, el “El Primer Festival de Gaitas”, ciclos de cine, charlas, incluso movilizarnos a Casa Central. Y lo cierto, que con el paso de los años – una y otra vez concluyo lo mismo: Lo único que nos quedara en veinte años, es la vivencia de lo construido, ni siquiera el éxito o el fracaso, esa convicción de la tremenda escuela en lo personal, e incluso con consecuencias positivas en el ámbito profesional que constituye ser dirigente universitario.

Recién en cuarto año me involucre con la universidad –y, créanme– que sin dicho proceso entrar y salir a una sala de clases, no está muy lejos que estudiar por correo.

Lo relevante, es asumir que no siempre estamos en presencia de esas decisiones que cambiaran el curso de la humanidad, que ninguno de nosotros carga consigo un maletín con claves nucleares -por ahora-, pero no obstante, estimo necesario destacar y valorar cada una de nuestras actuaciones en la mayor medida que sea posible de hacer.

Estos años, francamente la vueltas de la vida me han dado innumerables oportunidades de toda índole, y lo cierto es que poco importa si estas en la “comisión de legislación para regular el mercado de cruceros”, elaborando una “guía de turismo juvenil”, coordinando el paso del DAKAR-Chile, en un operativo policial, atendiendo público, o revisando norma de importación de juguetes chinos.

Tras conversar hace unas semanas con mis amigos Llantén y Schmitt -y cerrados varios procesos personales y políticos-, es que me atrevo a señalar que de mi paso por la Fedep, -como cada uno de los desafíos emprendido en estos años- solo tres cosas me resultan “a priori” relevantes.

UNO, dejar los pies en la calle, el corazón y la camiseta en cada cosa que hacemos o que haremos. Queríamos ganar la elección para Alcalde; pero estoy seguro que la aplastante derrota no amilano un segundo el orgullo de habernos entregado por entero; los tiempos y los ritmos individuales cambie a los personajes que protagonizan las historias; la primera sede fue pintada con lujo y cariño por Llantén en la campaña de concejal del 2004, la logística de ese entonces la lidero Gabriel Alemparte, pensamos que seriamos primera mayoría. Y finalmente “raspando” el sexto lugar entramos al concejo municipal.

Dimos 100 batallas en la concejalía: no se hagan ilusiones, las perdimos TODAS. Para ser justo ganamos cuatro con el tremendo orgullo constituir jurisprudencia administrativa. Luego con Víctor comenzamos la campaña a la Alcaldía sin siquiera tener plata para el peaje; apenas pudo se sumo el Negro Schmitt quien, junto a los demás, se levantaba a las 5am a armar “andamios de campaña” con el único propósito de darnos por entero. Nos fue como la mierda.

DOS, es sumamente complejo la construcción de un “proyecto en común”, la Federación, la Universidad, o incluso cualquier desafío puntual -como lo son las campañas o trabajar en una repartición pública- nos entregan un paraguas que nos permite temporalmente postergar nuestras diferencias en post de la meta, desafío o tarea que debemos enfrentar.
Señalo esto -pues sin perjuicio de las afinidades naturales del trabajo en equipo, y de su importancia-, inexorablemente deberemos mirarnos a los ojos y confrontar nuestros proyectos de vida. Créanme que durante el 2009, ejerciendo la Gobernación, no tuvimos un minuto para aquello. Pero subrayo este punto, con el claro propósito, de indicar que el mero “altruismo” o la “buena voluntad” de construir una mejor sociedad no es suficiente.
En alguna oportunidad –probablemente en vuestros casos no todavía– uno debe sincerarse con el otro y establecer tanto los puntos en común como las diferencias, entender que, aún cuando todos queremos un mejor Chile, existen caminos, formas y modelos radicalmente opuestos –y me permito decirlo– hoy mismo tenemos ese debate postergado: Se han preguntado ¿cómo se reconstruye Chile post 27 de febrero?; no funciono un puto teléfono en dos días, la electricidad se cayó de Taltal a Chiloé por un supuesto cable suelto; aparentemente un marino no entendió lo que era un tsunami; sumado a cientos de errores públicos y privados. No tengo la verdad ni las respuestas, pero el ejercer el liderazgo exige DEBATIR; ¿fortalecemos o achicamos el rol de lo público?, ¿alguien quiere debatir “él como”?, ¿subsidio a la microempresa o prestamos de la banca?, las caletas de pescadores arrasadas de la séptima región, hace mucho tiempo ya fueron saqueadas por nuestras propias leyes que los sumieron en la pobreza, ESE DEBATE –que pareciera nadie está dispuesto a realizar– es el que nos llevará a confrontar nuestras diferencias; a enriquecernos en ellas, MARCAR DIFERENCIAS –dejar de manosear esta idea de la “unidad nacional”– y ponernos a trabajar. Si es tan grave el atraso de los niños al año escolar, ¿donde están las puertas abiertas de los colegios de esas congregaciones hermanas que, cuando se trataba de cagar la movilización de los profesores, acogía a los mismos niños que hoy no tienen colegio?. El debate, el verdadero debate nos permite distinguir entre los 1500 millones dados por una minera con 40 puntos de sintonía en cadena nacional, versus la inmoralidad de esa misma minera a negarse a subir el mísero 5% de royalty que pagan.

El 2003 instalamos el debate de la elección del Rector de la Universidad –era batalla perdida– pero siento, al igual que cuando concurrimos escasas 30 personas a protestar por el inicio de la Guerra en Irak, que estábamos “confrontándonos”, que emprendíamos aunque fuera –a la luz de hoy– con modestos y demasiado pequeños esfuerzos, pero que estábamos en algo más que en la inercia de la agenda que lo consume todo.

TRES, podemos dejar los pies en la calle, podemos actuar con extremo cuidado y profesionalismo, podemos guardar los mejores recuerdos de tiempos pasados, podemos incluso tener un proyecto en común; sentir ese orgullo de caminar y pasar por “Ejercito 239”, y recordar que donde hoy se levanta un edificio, ayer estaba nuestra “sala de mapas”; pero permítanme terminar afirmando que aprendí de estos años, que -de las cosas más relevantes que he mencionado– me quedo con el valor de la amistad, lealtad y cariño de mis amigos.

QUE TODO, absolutamente todo lo que ocurrió en la federación, en las campañas, o en la reciente gobernación, tienen como fundamento, sustento y razón de ser, en la medida que en veinte años más nos encontraremos con aquellos que la vida probablemente nos separe, y nos demos un abrazo de autentico cariño. Al que sienta que es “dirigente universitario”, y crea que su único propósito es la pequeñez del proyecto de turno –me permito decirle– que del 2003 y sus años venideros me importa una mierda lo que logramos y lo que no logramos; siento más bien un gran orgullo de nuestros éxitos; aprendo de todo aquello en lo que me he equivocado. Pero los amigos –y no esos “amigos” en razón de la mera buena onda, pues esa clase de amigos se conocen en un estadio o en un patio–, sino los verdaderos amigos, aquellos que te une –en nuestro caso– los años en las cloacas (como lo llamamos con humor); caminatas eternas con la Pitu Avilés repartiendo calendarios, o lo que fuera de esos años se aprende a valorar las lealtades bien entendidas. En vuestro caso no hay nada de esto que les he contado, pero tienen unas noches frías en Chanco clasificando alimentos y vendrán muchos proyectos este 2010, sólo les pido que adquieran la convicción que la magia de lo que hacemos esta simplemente en el placer de hacerlo.

Finalmente, permítanme contarles, que el proceso concluido el 11 de marzo pasado, viendo entre temblores el cambio de mando con mis amigos Alfredo, Néstor y Sebastián Schmitt, fue de la más alta complejidad; pase las últimas dos semanas bajo una inusitada presión social, política y comunicacional; tuvimos saqueos que presencie con mis propios ojos, dejándome el terremoto me dejo una herida abierta y especialmente un tremendo cuestionamiento en la forma en que estamos construyendo comunidad: Refugiado en un reten de Carabineros del asedio de cerca de 300 personas que exigían luz y comida, uno se pregunta, ¿qué estamos haciendo mal?; ¿en que minuto se nos fue a la mierda la forma en que convivimos los seres humanos?.

Hace rato tengo la sensación que nos fuimos a la mierda como comunidad. Y ante ello – uno solo debe decidir de qué lado estará cuando las cosas las vayamos a cambiar. Ustedes tienen esa elección tocándoles la puerta.

Nicolás Pavez Cuevas
Algarrobo, 24 de Marzo 2010.

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