Francisco Ossandón, 2° Año Derecho UDP
Con indignación me he enterado a través de un e-mail enviado por el Centro de Alumnos de Derecho la resolución del consejo académico de la facultad de eliminar de la malla de Derecho -entre otras resoluciones varias- las cátedras de Derecho Romano I y II e Historia del Derecho II. Más allá del aspecto formal, que por cierto presenta una falta grave, a mi juicio, ya que los profesores afectados no fueron escuchados ni mucho menos tomados en consideración al momento de tomar tan dramática decisión, o si eventualmente fue avisado uno que otro profesor, éste guardó silencio para con sus condiscípulos, existen dos situaciones de fondo que considero menester abordar.
Con indignación me he enterado a través de un e-mail enviado por el Centro de Alumnos de Derecho la resolución del consejo académico de la facultad de eliminar de la malla de Derecho -entre otras resoluciones varias- las cátedras de Derecho Romano I y II e Historia del Derecho II. Más allá del aspecto formal, que por cierto presenta una falta grave, a mi juicio, ya que los profesores afectados no fueron escuchados ni mucho menos tomados en consideración al momento de tomar tan dramática decisión, o si eventualmente fue avisado uno que otro profesor, éste guardó silencio para con sus condiscípulos, existen dos situaciones de fondo que considero menester abordar.
Primero que todo cabe señalar que el e-mail enviado por el CAAD con fecha 07 de octubre de 2009 se aprecia una actitud bastante apática por parte de los mismos, por cuanto tan sólo se cumple con la función de informar respecto de la resolución del cambio de malla y no se deja entre ver ni siquiera una mínima manifestación sobre cual es la opinión de los miembros de la mesa directiva respecto a este tema. Quizás el hecho que no haya una opinión explícita es entendible, pero lo que hace más perjudicial todo este asunto para nosotros los estudiantes, es que no se haga un llamamiento a la reflexión de dichos cambios tan trascendentales en nuestra facultad. En cambio, si se hace un llamamiento a reflexionar sobre otro tema, cómo lo es la nota de presentación mínima al examen con nota 3.5, lo cual permite concluir que no hay un olvido por parte del CAAD en cuanto al llamamiento a reflexión sobre la malla, sino que simple y derechamente no se quiso hacer.
Ahora abordando el tema que nos convoca existen ciertas razones a mi parecer de por qué no deben eliminarse los ramos de Historia del Derecho II y Derecho Romano I y II:
En cuanto a historia del derecho:
1- Cabe señalar que conocer la historia de cualquier disciplina es fundamental para entender el por qué de la evolución de la misma, sirviendo también para dar una fidedigna explicación de las condiciones que llevaron a dicha evolución.
2- Hablando específicamente sobre el derecho, se puede decir que esta disciplina es milenaria, que cuenta con cientos de años de impartición y que por lo mismo no es posible tratar de sintetizar dichos conocimientos en sólo un semestre de clases, es más, incluso tener dos semestres de esta cátedra es aún insuficiente.
3- La historia del derecho sigue siendo una fuente actual de conocimiento y así se ha dejado constancia en diversas conferencias internacionales de la asignatura, en dónde muchas veces para la interpretación correcta de cierta norma se acude a la historia fidedigna de la misma. Dichas conferencias y discusiones son posibles encontrarlas en los cientos de números de la Revista Chilena de Historia del Derecho (U. de Chile).
4- El sólo hecho que exista una revista para la historia del derecho hace pensar que su importancia es mucho más de la que se le da actualmente en nuestra universidad.
5- Finalmente, en nuestro ordenamiento jurídico, si bien se han realizado reformas –que por cierto son forzosas y aisladas, no como un sistema complejo requeriría- éste conserva aún su tradición y valores en los cuales el legislador y constituyente de los albores de nuestra patria se inspiró. Aquella historia está íntimamente consagrada en nuestros códigos, que a su vez, fueron inspirados por códigos aún más antiguos y que sin embargo, tienen plena vigencia hasta el día de hoy, por lo que prescindir de ello y lo que nos enseña la historia del derecho, es un error garrafal.
En cuanto al derecho romano:
1- Puede señalarse que el derecho romano es la única cátedra que permite a los estudiantes conocer un sistema jurídico en su totalidad por cuanto no presenta parcelaciones en su impartición como sí se hace con la forma de enseñar el derecho actualmente.
2- Ésta misma unidad del derecho romano, permite a los alumnos tener una base sólida para entrar a conocer el derecho civil, ya que la gran mayoría del nuestro Código Civil está inspirado en la legislación romana o en legislaciones inspiradas en ella, por lo que los contenidos son casi los mismos hasta el día de hoy. ¿Qué base más sólida se puede entregar a los alumnos que esa?
3- En otras universidades, en las cuales los estudiantes comienzan en primer semestre con derecho civil sin haber tenido una base romana, la experiencia no es muy alentadora puesto que, primero, los alumnos presentan graves falencias en el ramo, y segundo, como consecuencia, dichas facultades no están precisamente dentro de las mejores evaluadas. (Sin perjuicio de aquellas universidades con tradición histórica que por esto mismo, cuentan con otras instituciones que pueden suplir dicha falta, que sin embargo, es bastante difícil que pueda ser suplida en nuestro caso.)
4- Todos los grandes juristas de la historia chilena y mundial, de los más diversos sectores ideológicos, alaban esta creación señalando cuan importante es la impartición de esta cátedra para el conocimiento de esta ciencia.
5- El derecho romano es considerada una de las creaciones más perfectas y acabadas hechas jamás por el hombre, por ello no es menor que actualmente en casi toda Hispanoamérica, algunos estados norteamericanos, Holanda, Francia, y países sur-africanos sea derecho plenamente vigente.
6- Finalmente, toda creación jurídica en nuestro país, y no sólo en nuestro país como se señala en el número 5, se lo debemos al derecho romano. Éste asienta las bases en los cuales descansa nuestro ordenamiento jurídico, es el punto de unión que tenemos, más allá de la globalización, con buena parte del resto del mundo. No podemos permitir que nos desnaturalicen de aquella tradición en la cual estamos inmersos, de aquél punto de unión que tenemos para con el mundo.
Para concluir, quizás la intención de realizar éstos cambios responde a una marcada tendencia del último tiempo a imponernos un sistema completamente ajeno al nuestro, cómo es el anglosajón, es por ello que hacemos un llamado a reflexionar si despojarnos de lo que fue y lo que es nuestra tradición es el camino correcto para seguir en nuestra facultad.